El triángulo del tratamiento de la diabetes tipo 2
¿Sabías que la diabetes tipo 2 está en la categoría de enfermedades crónicas?
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Las enfermedades crónicas son, conceptualmente, aquellas que no se curan, sino que se controlan. Y constituyen, desde hace ya bastante tiempo, la causa más importante de mortalidad, morbilidad y discapacidad. La diabetes tipo 2 encabeza esta lista con datos epidemiológicos más que preocupantes. Relación médico-paciente, patología en sí misma, causas relacionadas al médico o características propias del sistema de salud, son algunas de las variables que influyen para que la adherencia sea exitosa o no.
La diabetes tipo 2 está en la categoría de enfermedades crónicas. Su prevalencia está en aumento y su aparición ocurre a edades cada vez más tempranas (particularmente en aquellos países que pertenecen a las categorías de ingresos medios y bajos según la clasificación del Banco Mundial). El incremento de la población, la prolongación de la expectativa de vida y los cambios negativos producidos en nuestra alimentación (consumo de alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas), disminución en la actividad física y el consumo excesivo de alcohol tiene cada uno, una cuota de responsabilidad en los resultados mencionados.
Dado que la diabetes tipo 2 no se cura, sino que se controla, su tratamiento también debe ser crónico; cuando hablamos de tratamiento, no debemos olvidar que la dieta, la actividad física y la medicación constituyen su tratamiento. No sólo debemos seleccionar el tratamiento más adecuado para cada paciente, sino que, y aquí radica el punto más complejo, el tratamiento debe mantenerse a lo largo del tiempo dada la cronicidad de la diabetes tipo 2. La OMS definió adherencia como “en qué medida el paciente cumple con el tratamiento (tanto farmacológico como no farmacológico) indicado por su médico”. Si bien hay una cuantiosa evidencia que avala el hecho que a mejor control de la diabetes tipo 2, mejor es el pronóstico, los datos sobre la inadecuada adherencia al tratamiento también son cuantiosos.
Las razones de la escasa adherencia son múltiples; podemos hablar de:
- Causas vinculadas con el paciente (edad, desconocimiento de la importancia de tomar la medicación adecuadamente, prejuicios, bajo nivel educativo, etc),
- Causas vinculadas con la patología (esquema terapéutico complejo, co-morbilidades, etc),
- Causas vinculadas con el médico (relación médico-paciente, prejuicios, incompleta explicación recibida, etc) y aquellas que están vinculadas con el sistema (acceso a la medicación, ausencia de equipos multidisciplinarios, etc).
Es frecuente que en un mismo paciente opere más de una razón, lo cual explica, al menos en parte, los escasos resultados obtenidos hasta ahora en términos de mejoría de la adherencia. Las consecuencias de una inadecuada adherencia impactan no sólo en el paciente, sino también en su entorno familiar y laboral y en el sistema de salud que tiene una demanda “extra” (potencialmente evitable o reducible) de recursos.
La medición de la adherencia se ha intentado por varios caminos, esto prueba que no es sencillo disponer de una medición lo suficientemente precisa de la misma; algunos de ellos son:
● auto-reportes,
● recuento de comprimidos,
● sistemas de monitoreo electrónico,
● entrega de medicación en farmacias,
● niveles en sangre y/u orina de la droga o sus metabolitos.
Ninguno de ellos demostró ser francamente superior a cualquiera de los otros ni tampoco se ha identificado un “gold standard” para la medición de la adherencia al tratamiento.
Las intervenciones para mejorar la adherencia al tratamiento hipoglucemiante se enfocaron, también, desde diferentes ángulos:
● educación del paciente por distintos medios: en persona, flyers y en internet, explicando la evolución de la patología y los riesgos a los que se expone si no es tratada adecuadamente
● “empoderamiento” del paciente: un conjunto de técnicas educativas y un sistema de soporte que le permite al paciente corregir los pequeños desvíos del tratamiento en base a una “guía” diseñada por el equipo de salud que lo asiste y consensuada con el paciente
● recordatorios de la medicación: pastilleros para la medicación del día, mensajes de texto, llamados telefónicos periódicos
● también se han ensayado estrategias combinando dos o más metodologías descriptas.
En general, los resultados no han mostrado una franca mejoría en la adherencia al tratamiento hipoglucemiante, independientemente de la metodología de medición que se haya utilizado.
Referencias:
· Klinovszky A, Kiss IM, Papp-Zipernovszky, O et al. Associations of different adherences in patients with type 2 diabetes mellitus. Patient Preference and Adherence 2019; 13: 395-407
· Aikens JE and Piette JD. Longitudinal association between medication adherence and glycemic control in type 2 diabetes. Diabet Med 2013; 30: 338-344
· Patel P, Gupta P, Burns A et al. Biochemical urine testing of adherence to cardiovascular medications reveals high rates of non-adherence in people attending their annual review for type 2 diabetes. Diabetes Care 2019; 42: 1132-1135
· https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/type-2-diabetes/